Con-Ciencia: ¿Se nace ecologista o se hace?

Juan Romero: No se nace sino se hace, simplemente observando la realidad del ambiente que podemos percibir con nuestros sentidos. La causa más convincente para contestar esta pregunta está en el aire; si el aire es un elemento vital, el ser humano tiene, por necesidad que respirar aire, sin embargo los onubenses respiramos celulosa y amoníaco. Por eso es necesario reclamar el derecho de cualquier ser vivo a vivir en un medio ambiente libre de impurezas y contaminación. Lo mismo ocurre con el agua. Hay que tener en cuenta que tanto el Tinto como el Odiel son lugares donde ya no se pude ni beber ni bañarse al estar contaminados de herbicidas, pesticidas y residuos de las fábricas. Conclusión, los elementos esenciales que hacen posible la vida, están siendo destruidos por nosotros mismos en una especie de suicidio colectivo, y no parecemos darnos cuenta de que estamos haciendo imposible que la vida pueda prolongarse en el tiempo para las futuras generaciones.

C-C: ¿Cree que son demasiado extremistas los grupos ecologistas?

J.R.: Somos radicales en nuestros planteamientos, pero somos pacifistas.

C-C: ¿Las iniciativas de los grupos ecologistas son siempre improvisadas?

J.R.: Son tanto improvisadas como pensadas. Si se produce un suceso en el cual tenemos que dar una idea y hay que improvisar, se improvisa con toda consecuencia, tal vez nos equivoquemos. Pero las iniciativas suelen ser pensadas porque nosotros defendemos nuestros derechos y los tenemos muy claros.

C-C: ¿Por qué tipo de organización se rige un grupo ecologista de estas características?

J.R.: Hay muchos grupos de ecologistas: Organizaciones internacionales, Organizaciones jerarquizadas. Tienen millones de socios, que se limitan a pagar una cuota, recibir un boletín y decir por ejemplo los de Greenpeace, en ellas hay determinadas personas que tienen dinero y no les importa afrontar los gastos de una determinada campaña.

C-C: ¿Cómo y con qué finalidad surgió Ecologistas en Acción?

J.R.: Porque la unión hace la fuerza y en cierto modo defendemos todos lo mismo.

C-C: ¿Es necesaria una catástrofe para que se hable de los grupos ecologistas?

J.R.: Ojalá que no se produzca ninguna catástrofe, el problema es que hoy se funciona con los poderes mediáticos y los medios de comunicación. Ciertamente hay problemas graves de los que no se habla porque a los poderes mediáticos no les conviene que se hablen de ellos, únicamente salen a la luz cuando hay una catástrofe con cierta entidad y no tienen más remedio que hablar de ella.

C-C: ¿Qué opinión le merece la actuación de la población onubense para/con el medio ambiente?

J.R.: Apática, muy pasiva. Necesita concienciarse y darse cuenta del grave problema que tenemos en Huelva. Tendría que ser más exigente y participar más por que están jugando con nuestra supervivencia y nuestra salud.

C-C: Después de un año de especulaciones, ¿Está a salvo Doñana?

J.R.: ¿Doñana a salvo? No. Doñana está condenada a un proceso irreversible. Hay unas cuantas especies que son las más significativas por encontrarse en vías de extinción: el Lince Ibérico, el Águila Imperial y la Focha Cornuda, a no ser que se actúe urgentemente no tienen solución.

C-C: Todos conocemos que los grupos ecologistas se oponen rotundamente al vertedero de Nerva, ¿podría describir qué es lo que está ocurriendo?

J.R.: El problema del vertedero de Nerva es que los residuos de las industrias los entierran y dentro de 25 años los tapan y plantan arbolitos, nosotros pensamos que los residuos hay que tratarlos, inertizarlos y quitarle o neutralizarle el efecto tóxico.

La causa principal de este vertedero era la búsqueda de un lugar donde poder depositar los desechos tóxicos de España con la falsa excusa de que de esta manera se podría conseguir puestos de trabajo, así que se buscó un lugar donde predominara el paro y la pobreza. Este era el argumento principal de dos o tres exmilitantes políticos que querían enriquecer sus bolsillos poniendo en juego el medioambiente y a su vez las vidas de las personas. Se han convocado 1200 manifestaciones para conseguir que se terminase con el vertedero. No existe ni existió tal preocupación por la pobreza de este pueblo sino el enriquecimiento de un reducido grupo de personas. Desde hace tres años se realizan todos los días, excepto los domingos, estas manifestaciones sin un resultado aparente. Conclusión, en un país democrático la democracia no vale, ya que por manifestarse por esta causa totalmente justa, están expedientados más de 300 personas, lo que haría un total de dieciocho millones de pesetas si se pagasen las sanciones los cuales detienen tanto a hombres como mujeres.